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Los mejores hosting en Chile de 2024
Para poder ayudarte a decidirte sobre qué servicio de hosting es el más adecuado para alojar tu sitio web, hemos bajado al barro de las decenas de proveedores disponibles y nos hemos enfangado con más de treinta de ellos. Afortunadamente, ¡el cieno digital no deja manchas! Sí que quita, sin embargo, muchísimo tiempo; y eso es lo que te ahorras leyendo nuestros análisis.
Hazte una idea: para cada uno de esos proveedores, nos hemos suscrito a su plan de hosting compartido (al más barato; tampoco vamos a tirar la casa por la ventana por un desconocido, no te ofendas). A lo largo de un año, el becario ha… perdón, hemos medido la disponibilidad y la velocidad de carga media para un sitio web que hemos creado en WordPress, precisamente a tal fin. Después, hemos evaluado qué características nos ofrecen en relación con el precio de la suscripción y los hemos cosido a dudas y a preguntas. Los proveedores que no acababan respondiéndonos al teléfono con un “¿Qué tripa se le ha roto ahora?” se llevan una bonificación especial en Atención al cliente.
Y ¡ya está! Después de nuestras peripecias, puedes leer nuestros análisis en nuestra página web. Los actualizamos cada año, antes de poner el árbol de Navidad. Pero que no te confunda nuestro desenfado: la clasificación que realizamos atiende a criterios objetivos, a saber: los promedios de velocidad de carga y disponibilidad, la calidad del servicio posventa, las funcionalidades incluidas en el paquete y, por supuesto, el precio. Los mejores proveedores de hosting y dominios baratos en Chile son:
1 / Más Popular
Hostinger
El mejor hosting de 2024. Es rapidísimo, fiable y asequible. Incluye todo lo que necesitamos de forma gratuita.
- Disponibilidad: 99,98 % 98% 98%
- Tiempo de carga: 1.0 s 100% 100%
Por cinco dólares al mes, o incluso menos, nos haremos con el mejor paquete de Hostinger: “Empresarial”. Este paquete incluye:
✓ Centros de datos: EE.UU., Europa y Asia
✓ Copias de seguridad automáticas: Diarias
✓ Garantía de reembolso: Treinta días
✓ Almacenamiento en SSD: 200 GB
✓ Certificado SSL: Gratuito
✓ Dominio: Gratuito
2
IONOS
IONOS es rápido, confiable, económico e incluye todo lo que necesitamos de forma gratuita. También tiene un buen servicio al cliente en Castellano.
- Disponibilidad: 99,98 % 98% 98%
- Tiempo de carga: 1.0 s 100% 100%
Por cinco dólares al mes, o incluso menos, nos haremos con el mejor paquete de IONOS: “Expert”. Este paquete incluye:
✓ Centros de datos: EE.UU. y Europa
✓ Copias de seguridad automáticas: Diarias
✓ Garantía de reembolso: Treinta días
✓ Almacenamiento en SSD: 500 GB
✓ Certificado SSL: Gratuito
✓ Dominio: Gratuito
EXCELENTE
Puntuación
3
DreamHost
DreamHost es rápido, fiable e incluye todo lo que necesitamos de forma gratuita. También ofrece un contrato económico por un año.
- Disponibilidad: 99,98 % 98% 98%
- Tiempo de carga: 1.2 s 90% 90%
Por cinco dólares al mes, o incluso menos, nos haremos con el mejor paquete de DreamHost: “Unlimited”. Este paquete incluye:
✓ Centros de datos: EE.UU.
✓ Copias de seguridad automáticas: Diarias
✓ Garantía de reembolso: Treinta días
✓ Almacenamiento en SSD: Ilimitado
✓ Certificado SSL: Gratuito
✓ Dominio: Gratuito
MUY BUENO
Puntuación
4
SiteGround
SiteGround va como un tiro y es muy fiable, gracias a su uso de servidores Google Cloud. Pero mejor agarrarse a algo, porque el precio da vértigo.
- Disponibilidad: 99,99 % 99% 99%
- Tiempo de carga: 1.0 s 100% 100%
Por cinco o menos dólares al mes, SiteGround no nos da ni los buenos días. Sus paquetes son más caros. ¿Qué es lo que incluyen?
✓ Centros de datos: EE.UU., Europa y Asia
✓ Copias de seguridad automáticas: Diarias
✓ Garantía de reembolso: Treinta días
✓ Almacenamiento en SSD: 10 GB
✓ Certificado SSL: Gratuito
✓ Dominio: No incluido
MUY BUENO
Puntuación
5
Cloudways
Cloudways es el mejor proveedor de cloud hosting: Rapidísimo a un precio razonable. Pero no es para principiantes.
- Disponibilidad: 99,99 % 98% 98%
- Tiempo de carga: 1.0 s 90% 90%
Por cinco o menos dólares al mes, Cloudways no nos da ni los buenos días. Sus paquetes son más caros. ¿Qué es lo que incluyen?
✓ Centros de datos: EE. UU., Europa, LATAM y Asia
✓ Copias de seguridad automáticas: Diarias
✓ Garantía de reembolso: Sin reembolso
✓ Almacenamiento en SSD: 25 GB
✓ Certificado SSL: Gratuito
✓ Dominio: No incluido
MUY BUENO
Puntuación
6
HostGator
HostGator no destaca por su rapidez. Pero sus precios son razonables, es fiable e incluye muchas funciones gratuitamente.
- Disponibilidad: 99,94 % 94% 94%
- Tiempo de carga: 1.4 s 80% 80%
Por cinco dólares al mes, o incluso menos, nos haremos con el mejor paquete de Hostgator: “Turbo”. Este paquete incluye:
✓ Centros de datos: EE.UU.
✓ Copias de seguridad automáticas: Semanales
✓ Garantía de reembolso: Treinta días
✓ Almacenamiento en SSD: 75 GB
✓ Certificado SSL: Gratuito
✓ Dominio: Gratuito
BUENO
Puntuación
7
Hostpapa
HostPapa es veloz, fiable, utiliza energía renovable e incluye casi todo lo que necesitamos de forma gratuita (aunque no copias de seguridad).
- Disponibilidad: 99,91 % 91% 91%
- Tiempo de carga: 1.2 s 90% 90%
Por cinco dólares al mes, o incluso menos, nos haremos con el paquete intermedio de HostPapa: “Business”. Este paquete incluye:
✓ Centros de datos: EE.UU. y Europa
✓ Copias de seguridad automáticas: No incluidas
✓ Garantía de reembolso: Treinta días
✓ Almacenamiento en SSD: Ilimitado
✓ Certificado SSL: Gratuito
✓ Dominio: Gratuito
BUENO
Puntuación
¿Qué es el hosting?
Lo pronunciemos como lo pronunciemos –con hache aspirada o con una rotunda jota española—, y lo llamemos como lo llamemos –hosting, alojamiento web u hospedaje web—, estamos hablando de lo mismo: el hosting es un servicio que prestan ciertas organizaciones para que podamos conectar a internet nuestros contenidos. Estas organizaciones –empresas, en realidad— nos alquilan, para ello, el uso de sus servidores.
Los servidores vienen a ser los chicos de los recados de internet. Cada vez que los usuarios queremos acceder a un sitio web, escribimos un dominio en la barra de direcciones de nuestro navegador. Lo que hacemos en realidad es enviar un requerimiento a un servidor. Estos son ordenadores superpotentes y muy listos –casi todos llevan gafas—, y saben siempre a dónde nos tienen que enviar para que encontremos lo que estamos buscando. Entre otras cosas, también podrán almacenar nuestro propio sitio web para que lo encuentren otros. Ya ves por qué la llaman “la red de redes”: es un lío muy grande.
¿Qué tipos de servicios de hosting existen?
Hosting compartido
¿Recuerdas esos veranos en el pueblo, en los que tú y tus primos os montabais los tres en la misma bicicleta? Pues esto es lo mismo, solo que en vez de una bicicleta, se comparte un servidor, y en vez de hacerlo con tus primos, lo haces con mucha otra gente que aloja allí su propio sitio web.
Las ventajas del hosting compartido barato son, esencialmente, de un único tipo: financieras. En todos los demás aspectos, salimos perdiendo. Piensa en lo lenta que iba esa bicicleta, y en lo que costaba pedalear: al servidor le va a pasar algo parecido. Velocidad y rendimiento serán bastante inferiores a los nominales.
¿Deberías elegir esta opción? Obviamente, depende de tus circunstancias. Si, cuando se acerca el final del mes, eres de los que se preguntan: “¿Qué como esta semana: arroz, o macarrones?”, mejor no te hagas muchas ilusiones: el hosting compartido tiene todas las trazas de ser tu única opción.
Lea más sobre los mejores proveedores de hosting en México, Argentina, Chile, Colombia, Perú y España.
Hosting en servidores privados virtuales, o VPS
¿Puedes imaginar una bicicleta sobre la que creciesen otras bicicletas? ¿No? Tranquilo. Tendremos que seguir rebuscando en el baúl de las analogías. Pero, lo cierto es que los VPS son servidores que “crecen” sobre un servidor. En realidad, no crecen al modo de los rábanos o las patatas, sino que se recrean virtualmente a través programas diseñados para ello. Digamos que son como pequeños universos, con su propias reglas y leyes, dentro de un mismo universo físico. Esas leyes que los gobiernan podrán ser uno o varios núcleos de procesamiento, cantidades variables de memoria RAM, espacio en disco, etc.
La ventaja de estos universos de bolsillo, o servidores privados virtuales, es que pueden configurarse casi a voluntad –los límites solo vienen impuestos por las capacidades máximas del servidor físico. Ello redunda en rendimientos y velocidades muy superiores a los del hosting compartido.
Hosting dedicado
En este tipo de hosting, tenemos una bicicleta para nosotros solitos. ¡Y menuda “bici”! La sensación es la de que vamos a ir volando, y no pedaleando. ¿Acaso hay un regalo mejor?
Sin embargo, si para que nuestros padres nos regalasen la tan ansiada bicicleta teníamos que esmerarnos y sacar unas notazas, para poder optar al hosting dedicado los números de nuestro sitio web tienen que ser estelares, en términos de tráfico, conversión y crecimiento.
Alquilar un servidor en exclusiva no son, exactamente, cuatro perras. Pero, si eres de esos que, al llegar fin de mes, pide que le traigan los bogavantes al yate en helicóptero, no le des más vueltas. (¿Están ricos, los bogavantes esos? ¿Nos los dejas probar?).
¿Cuáles son las características de un plan de hosting?
Ancho de banda
El ancho de banda responde al número de gigabytes que podemos transmitir entre nuestro sitio web y nuestros usuarios durante un período de tiempo determinado. Este período, así como ciertas ofertas de los proveedores que nos prometen “ancho de banda ilimitado”, suele definirse específicamente en las condiciones de nuestro contrato. Te recomendamos que te las leas a fondo, porque este apartado difiere enormemente de proveedor a proveedor.
Es difícil medir cuánto ancho de banda vamos a necesitar. La razón es que, aunque nos sentemos a echar cuentas con papel y lápiz –pero ¡prográmate una hoja de cálculo, alma cándida!— y sepamos multiplicar y dividir y llevarnos una, lo cierto es que el ancho de banda está sujeto a una cierta imprevisibilidad.
Por un lado, nuestro sitio web puede volverse verdaderamente popular de un día para otro: tal vez los internautas respondan repentina y positivamente a una oferta concreta de nuestro negocio, a una entrada de nuestro blog o, sencillamente, que llegue el día de Reyes y seamos la única tienda en línea que todavía tiene existencias del robot-unicornio de Lego que dispara rayos láser por los ojos. Sea como fuere, hemos de estar preparados para las fluctuaciones de tráfico.
Dado que el ancho de banda va a afectar al rendimiento y a la velocidad de nuestro sitio web, déjate siempre algo de margen con respecto a los máximos que calcules (multiplícalos por 1,5 o por 2). Nos lo agradecerás.
Espacio en disco
Cualquier sitio web funciona mediante la transmisión, a través del servidor, de una serie de elementos al ordenador que quiere acceder a él. Estos elementos deben almacenarse en algún sitio, y ese sitio no es otro que el espacio en disco del servidor mismo: allí se alojarán, previsiblemente, las fotografías en alta resolución que hacen atractivas tus páginas web, tus archivos multimedia, tus textos, logotipos y un largo etcétera de otros archivos de diferentes tipologías, funciones y tamaños.
Hay un par de consideraciones en este apartado: en primer lugar, no satures tu espacio en disco de contenidos innecesarios o irrelevantes. El uso del espacio en disco asignado a cuentas de hosting está perfectamente estipulado, y contravenirlo tendrá algún tipo de acción punitiva por parte nuestro anfitrión web (normalmente, limitando el ancho de banda).
La otra es que te asegures de que tu cuenta de hosting te reserva espacio en disco en una SSD (unidad de estado sólido, en español). Seguramente ya estés familiarizado con ellos y tengas uno instalado en tu ordenador, pero merece la pena que insistamos, toda vez que el rendimiento de cualquier dispositivo se dispara casi en un orden de magnitud cuando se reemplazan los antiguos discos duros magnéticos con un SSD. Asegúrate de que dispones de uno en tu servidor.
Certificado SSL
He aquí una de esas tecnologías que usas a diario y de la que, seguramente no eres consciente. ¿Te has percatado de ese pequeño icono de un candado que precede a la dirección de ciertos sitios web –por ejemplo, la página de tu banco? Ahí, estamos ya utilizando un certificado SSL y, con él, el protocolo https://, que reemplaza al tradicional https://. De hecho, esa “s” de diferencia es una abreviación del término inglés secure (“seguro”), en referencia al mayor grado de seguridad que aporta.
Ello es debido a que el certificado SSL cifra todas las conexiones de nuestro sitio web, de forma que sean menos vulnerables a posibles interferencias de terceros.
El certificado, en sí mismo, es un pequeño archivo con información verificada acerca de nuestra organización. De este modo, inspiramos una mayor confianza a visitantes y potenciales clientes. ¿Recuerdas la última vez que accediste a un sitio web sin certificado SSL? Probablemente sí, porque los buenos antivirus te prohibirán acceder a ellos, al menos sin una alerta primero. Lo mismo les sucederá a los usuarios que quieran acceder a tu sitio si no cuentas tú con uno: tendrás la misma credibilidad que si tu dominio fuese: “metemos_troyanos.com”.
En resumen: certificado SSL, sí o sí. Tan solo hemos de decidir qué paquete nos lo ofrece en condiciones más ventajosas.
Dominio
Un dominio es, simplemente, un nombre. De hecho, también se emplea con frecuencia el término “nombre de dominio”, aunque sea, en realidad, redundante.
Lo cierto es que nuestro dominio será, asimismo, nuestra dirección en la red –el “lugar” a donde redirigirán los servidores a los usuarios cuando lo introduzcan en su navegador. Ese lugar, a nivel de las máquinas que conducen la interacción, será, en realidad, una cadena numérica del tipo: “897.234.45.234”, conocida como “dirección IP”.
Dado que las direcciones IP son engorrosas y, prácticamente, imposibles de recordar, los dominios aportan una solución elegante y una interfaz más humana a los ires y venires de nuestros dispositivos electrónicos.
Disponibilidad
En términos de hosting, podemos extender la archiconocida disyuntiva shakesperiana “ser, o no ser” a “estar, o no estar”. Porque, cuando un potencial cliente introduce nuestro dominio en su navegador, es crucial que nuestro sitio web sí esté ahí, disponible y listo para ser utilizado. El coste de lo contrario es una pérdida de negocio y de reputación irreparable.
Para asegurar que nuestro sitio web está presente y accesible en la red, debemos optar por un servicio de hosting que nos garantice una alta disponibilidad. En realidad, hay toda una plétora de anfitriones web que ofertan disponibilidades del rango del 99,95 % y superiores.
Sin embargo, debemos asumir que una disponibilidad del 100 % es una promesa que puede haberse cumplido a toro pasado, pero que nadie puede efectuar, realmente, a futuro. En circunstancias normales, nuestro servidor y nuestro sitio web sufrirán períodos de desconexión. Tan solo podemos intentar que esos períodos sean lo más cortos posibles. No es lo mismo una desconexión anual de tres horas que de nueve.
Además, cuando nuestro sitio web sí esté técnicamente disponible, su rendimiento debe ser de un mínimo que permita la interacción ágil con el usuario: si estamos en casa y llaman a la puerta, pero no nos levantamos a abrirla, de poco nos va a valer el haber estado ahí. Esto lo saben muy bien los motores de búsqueda, que van a estar atentos para barrernos hacia el final de la lista de resultados si no ofrecemos unos mínimos de fiabilidad y velocidad de carga.
Velocidad de carga
¿Recuerdas la última vez que esperaste diez segundos a que se abriese una página en tu navegador? Nosotros tampoco. Los sitios que merece la pena visitar realizan una gran inversión en su infraestructura web, de modo que todo sucede de forma casi instantánea. Es un modo más de sacarle ventaja a los competidores.
Más de tres segundos de velocidad de carga y nuestro negocio comenzará a desangrarse alarmantemente. Debemos pensar que la rapidez con la que se carga nuestra página es nuestra tarjeta de presentación y, como suele decirse: “No hay una segunda oportunidad de causar una primera impresión”.
Además, la velocidad establece las expectativas del usuario de cara a qué puede esperar en sus ulteriores interacciones con nuestro sitio web. La lentitud de carga puede ser un indicio de que un sitio no es lo suficientemente responsivo y nuestros cerebros, acostumbrados a navegar a gran velocidad por la red, pueden exasperarse y descartarlo en cuestión de segundos –perdiendo nosotros no solo un cliente potencial, sino, probablemente, enviándoselo a un competidor envuelto en papel de regalo.
Recuerda: la velocidad con la que se carga nuestro sitio web es directamente proporcional a su tasa de conversión. Aquí, nunca fue más cierto del adagio de que el tiempo es dinero.
¿Qué es un servidor de nombres de dominio (DNS)?
Cuando mencionamos los dominios, establecimos que eran, a la vez, el nombre y la dirección de nuestro sitio web. Esa dirección en palabras lleva aparejada una ubicación en un servidor –ubicación que los ordenadores reconocerán en forma de una IP numérica (del estilo de 234.554.56.098 y demás familia).
Ahora bien: ¿cómo sabe un ordenador qué IP le corresponde a un dominio determinado? Ahí entran los servidores de nombre de dominio, o DNS. Estos servidores tienen, como única función, almacenar información sobre dónde se alojan miles y miles de sitios web.
Son, en cierto modo, como esos trabajadores de las salas de Correos que se encargan de clasificar las cartas por su código postal, pero con mucha mayor precisión: nos facilitan la dirección exacta, con pelos y señales.
¿Qué servidor web es mejor: Linux o Windows?
Linux es un fantástico sistema operativo, de código abierto, capaz de adaptarse a muchas aplicaciones y muy estable en casi todas las circunstancias. Es un todoterreno con una ventaja brutal sobre su competencia –el todopoderoso Windows: su gratuidad.
Windows, a su vez, parte con la vitola de ser una plataforma muy depurada y de gran facilidad de uso. Como casi todos los software productos de Microsoft, pagamos extra por un acabado y un refinamiento especiales: desde la interfaz de usuario a cómo ejecutar las diversas funciones, se nos sirve todo en bandeja.
¿Cuál debemos elegir? En primer término, una pregunta fundamental: ¿Hay o no scripts en nuestro sitio web? Si la respuesta es que no, Linux cae de cajón, ya solo por su gratuidad. Si la respuesta es que sí, deberemos atender a su tipología. Los scripts redactados en esa gran familia de lenguajes derivados de Unix podrán ejecutarse en Linux a la perfección, pero si nos vamos a otros tipos, podemos empezar a toparnos con problemas de compatibilidad.
Lo mismo podemos decir de las bases de datos. Linux funciona a las mil maravillas con Oracle, MySQL o PostgreSQL; pero si lo que nos gusta es construir bases de datos en Access o Microsoft Server SQL, Windows es la única opción.
En último término, y más allá de lo que dicte el guion de las incompatibilidades, opta por aquello que te transmita mayor confianza: ambos sistemas operativos cumplen funciones equivalentes, y ambos lo hacen de forma más que competente.
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Autor
Tibor Moes
Fundador de SoftwareLab
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